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AMC Entertainment Holdings es la mayor cadena de salas de cine del planeta. Tiene su sede en Kansas (EE. UU.) pero también cuenta con numerosos cines en Europa y otras partes del planeta. La historia de este grupo se remonta a 1920, cuando Maurice, Edward y Barney Dubinsky fundaron los cines AMC. Sin embargo, desde entonces se han producido múltiples cambios de nombre, adquisiciones y absorciones.

En la década de 1940 se introdujeron en el mercado de los autocines, antes de aumentar gradualmente su cartera de locales en todo Estados Unidos. Además, AMC ayudó a desarrollar los conceptos ―pioneros en aquel momento― del multiplex y el megaplex, lo que permitió a la empresa aumentar enormemente sus ingresos al ofrecer películas en varias pantallas al mismo tiempo en un solo lugar sin necesidad de contratar a más personal. En la década de 1980, AMC se introdujo en el mercado británico, y en la actualidad tiene una sólida presencia en Europa y Oriente Medio, además de su larga presencia en Estados Unidos.

Una mirada retrospectiva a la cotización histórica de las acciones de AMC (que cotiza como AMC en la Bolsa de Nueva York) muestra un alto nivel de volatilidad, impulsado por diversos factores, como el aumento y la caída de la demanda de salas de cine. La llegada de los servicios de streaming a la carta ha presionado a este sector, aunque sus cifras de ventas sugieren que el público sigue sintiéndose enormemente atraído por las películas taquilleras en este entorno.

Un ejemplo de la volatilidad puede verse en la actividad de las acciones de AMC a principios de 2021. Tras conseguir 917 millones de dólares de nueva financiación para afrontar el futuro, las acciones de AMC fueron objeto de un short squeeze que hizo que su precio se disparara un 300 % antes de volver a caer.

Las condiciones del mercado y las posibles innovaciones serán cruciales para determinar el valor futuro de sus acciones. La empresa ha anunciado pasos interesantes como la aceptación de Bitcoin y otras criptomonedas, así como la incorporación de conciertos de música y deportes a su modelo de negocio para una mayor diversificación.

Las acciones de AMC Entertainment no suelen pagar dividendos a los accionistas y han mostrado una fuerte tendencia a las oscilaciones de precios en el pasado. Por lo tanto, el tipo de inversor que compra acciones de AMC es probablemente alguien que busca beneficiarse de la volatilidad de las acciones en lugar de acumular beneficios seguros y constantes.

Dado el rostro cambiante de la industria del entretenimiento y la trayectoria de las acciones de AMC, comprar el activo subyacente es una opción que podría hacer que su inversión fluctuara ampliamente. Aquellos inversores que prefieran una rentabilidad más estable pueden optar por operar en un fondo de inversión o ETF que incluya a esta empresa entre sus elementos.